El Business Intelligence o Inteligencia Empresarial es un concepto que se basa en el uso inteligente de la información para facilitar la toma de decisiones y minimizar los riesgos que ello entraña.
En las empresas oímos hablar continuamente de datos: financieros, de ventas, de compras, de producción, de logística, de marketing… información que a priori debe servir para algo, pero que sabemos que no todas las empresas están preparadas para explotar adecuada y sistemáticamente.
El Business Intelligence es una herramienta que permite extraer toda la información (organizada o no) vinculada a la empresa en sus diferentes ámbitos, depurarla, procesarla y estructurarla, bien para su explotación directa, o bien para su análisis y conversión en informes descriptivos que permitan una toma inteligente de decisiones.
Por consiguiente, la inteligencia empresarial constituye una ventaja competitiva en sí misma para la organización, ya que toda circunstancia del negocio irá asociada a una decisión tomada estratégicamente a partir de la información que le proporcionará la herramienta. Esto disminuye notablemente la posibilidad de error a todos los niveles, ya sea ante una decisión sobre costes o en una apertura de nuevos mercados.
En este escenario el cuadro de mandos es una de las herramientas fundamentales del Business Intelligence. Se trata de un procedimiento de control que permite monitorizar el cumplimiento de los objetivos empresariales para cada una de las variables o ámbitos objeto de análisis. Puede tratarse de cuadros de mandos operativos o integrales, ambos basados en el seguimiento de variables a partir de unos indicadores estables (no necesariamente financieros, también pueden ser indicadores comerciales o de marketing, entre otros), aunque también existen otros métodos más basados en el análisis detallado de la información y menos orientados al uso de indicadores.
La realidad del Business Intelligence es que más allá de un software, constituye toda una filosofía de negocio. Una organización preocupada por la estrategia, por la definición (y cumplimiento) de objetivos y por la eficiencia en todos los procesos será el entorno de aplicación ideal para esta herramienta inteligente.
Porque, a diferencia de lo que muchos empresarios creen, el Business Intelligence no es únicamente una herramienta directiva para información financiera, esto es apenas la punta del iceberg. En cualquier empresa la información surge de todos y cada uno de los departamentos: clientes, proveedores, recursos humanos, producción, almacén… sin olvidar la información que proviene del exterior, sobre el mercado o la competencia. El Business Intelligence puede intervenir en cualquiera de estas áreas, en la mayoría de las ocasiones con vocación transversal: desde la identificación de un segmento de mercado para el diseño de un lanzamiento o la fijación de una política de precios, hasta la optimización de compras y la gestión de proveedores, pasando por el control de stock o la productividad del personal.
El resultado, finalmente, es una compañía un paso más cerca del éxito.
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Imagen: 123rf
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