Elegir asesor: pon tu negocio en manos de profesionales

Elegir asesor: pon tu negocio en manos de profesionales

En un proyecto empresarial, sea del tamaño que sea, concurren multitud de circunstancias y lleva asociados contingencias y riesgos que hacen que con frecuencia se hable coloquialmente de una ‘aventura’ empresarial.

Una de las primeras decisiones que un empresario o autónomo debe tomar precisamente para reducir ese nivel de riesgo y garantizar, al menos en parte, el buen funcionamiento de su particular aventura es la que se refiere a la gestión fiscal, contable y laboral de su negocio.

La mejor recomendación en este sentido es ponernos en manos de profesionales y buscar un buen asesoramiento en la materia. Esto, que puede parecer obvio, no siempre se tiene en cuenta y no son pocos los ejemplos de cómo un mal (o nulo) asesoramiento llega a acarrear consecuencias realmente graves a un empresario. De forma que en ningún caso debemos tomar esta decisión a la ligera.

Para empezar habrá que tener claro cuál es nuestro modelo de negocio y qué tipo de asesoría o profesional necesitamos. En términos generales, las asesorías y profesionales pueden ofrecer servicios de varios tipos: fiscales, laborales, contables o jurídicos. Pero seguramente también necesitaremos asesoramiento en materia de protección de datos o de riesgos laborales, por ejemplo.

Una gran empresa puede tener departamentos internos con profesionales especializados en cada uno de estos temas, pero incluso en ese caso puede ser conveniente optar por un asesoramiento externo de carácter puntual. Aunque, evidentemente, ésta no es la situación de la inmensa mayoría del tejido empresarial de este país en el que a pymes, micropymes y autónomos no les resulta rentable tener estos recursos integrados en su estructura. De la misma manera que tampoco tendrá las mismas necesidades un fotógrafo que trabaja como autónomo que un emprendedor que monta un restaurante, o una distribuidora de productos agroalimentarios.

Lo único que tienen todos ellos en común es la obligatoriedad de cumplir con la norma y está claro que por ahí pasamos todos. Tanto empresarios como autónomos deben saber que tienen una serie de obligaciones laborales (altas y bajas en la Seguridad Social, gestión de nóminas y retenciones a los trabajadores, declaraciones y pagos a la Seguridad Social, etc), contables (todo lo relacionado con las cuentas de la empresa, ingresos y gastos con la gestión de los libros correspondientes, etc) y fiscales (altas y bajas en las obligaciones tributarias, confección y presentación de impuestos, etc) que variarán en función de su situación y su modelo de negocio pero que son inapelables.

 

Cómo elegir al asesor adecuado

  • Busquemos profesionales. ¿Parece obvio, verdad? Pues lo diremos una vez más. Zapatero a tus zapatos. Si no dejamos a nuestros hijos con cualquiera, ¿por qué hacerlo con el futuro de nuestro negocio? Un graduado social, un economista, un ADE o empresariales, o un abogado, por ejemplo, serán una primera garantía de que dejamos en buenas manos nuestras cuentas.
  • Debe ser alguien de confianza, pero no buscamos un amigo, buscamos asesoramiento cualificado. Si se trata de alguien con el que guardamos parentesco familiar, habrá que valorar cuidadosamente si nos interesa involucrar las relaciones personales con las profesionales (no siempre da buenos resultados).
  • Debe sopesarse bien cuáles son nuestras necesidades para determinar si concentramos todo el asesoramiento en un único despacho o gestoría, para toda nuestra actividad: laboral, contable y fiscal. O bien trabajamos con profesionales diferentes en cada especialidad.
  • El tamaño también importa: en ocasiones, una asesoría o gestoría de pequeña o mediana entidad puede quedarse corta si nuestra organización alcanza una determinada envergadura. Ahora bien, un gran despacho con demasiados clientes no siempre da el servicio personalizado y minucioso que se necesita. Lo mejor será buscar referencias y preguntar en nuestro entorno antes de tomar una decisión.
  • Si finalmente trabajamos con una asesoría o despacho, es recomendable designar un único interlocutor en ella, que será el responsable de nuestra ‘cuenta’ y conocerá todos los detalles desde el comienzo de la actividad.
  • Se negociará con el profesional o la asesoría unos honorarios fijos mensuales que incluyan todos los servicios pactados.
  • Debe fijarse desde el inicio de la relación una fórmula de trabajo, reuniones periódicas, plazos para la entrega de facturas y documentos, calendario de impuestos, etc.

 

Ahora que se ha escogido la fórmula idónea para el negocio, ¡atención! es importante que el empresario o autónomo no se desentienda. No se trata de convertirse en un experto gestor, pero sí es importante que el emprendedor se preocupe de mantenerse informado en todo momento de cuáles son sus responsabilidades contables, fiscales y laborales, cuándo, cuánto y cómo se presenta cada trámite.

Por ello, un valor añadido en la búsqueda del profesional o el despacho idóneos es el hecho de que nos informen puntualmente, nos expliquen cada gestión, nos asesoren y nos orienten sobre las mejores opciones en cada momento. Esto nos permitirá ir adquiriendo unos conocimientos y unas experiencias que nos serán de mucha utilidad para futuras decisiones estratégicas.

 

Imagen: Fotolia

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